La Sustentabilidad desde tiempos bíblicos

Imagen ilustrativa de la naturaleza.

A lo largo del año, las diferentes festividades nos regalan mensajes que giran alrededor de acontecimientos históricos determinados (la salida de Egipto, la entrega de la ley, el haber morado en Sukot) y todas añaden un mensaje paralelo, para las distintas épocas en que son celebradas. En otros casos, nos conectamos con conceptos de nuestros días, como es el caso de Tu Bishvat, el año nuevo de los árboles. Una festividad que nos conecta con nuestra principal fuente de sustento: La tierra. Esa misma que nos da de comer, es aquella con la que debemos tener una relación casi que sagrada, entendiéndola como la fuente principal de sustento en nuestras vidas.

Así como en las festividades, muchas otras reglamentaciones establecidas por la Torá, pueden ser abordadas y comprendidas desde una mirada intelectual y racional. Leyes como no asesinar, no robar, dar parte de nuestras ganancias a los más necesitados, pueden ser entendidas desde un sentido común y, si bien todas tienen múltiples interpretaciones y formas de ser abordadas, son bien recibidas desde el primer momento.

Existen otros casos que son diferentes. Mitzvot que tienen un componente que no suele ser incorporado desde un primer momento y requiere de la interpretación rabínica para, en cada generación, poder darle un sentido significativo. Éstas últimas reciben el nombre de Jukim, que podemos traducir como decretos. Entre ellas, podemos mencionar una que aparece en tres oportunidades en el texto de la Torá: “No cocerás a un cabrito en la leche de su madre” (Shmot 23:19, 34:26 y Devarim 14:21). La conclusión conocida de este versículo es la prohibición de la mezcla de carnes y lácteos. Dando un paso más hacia adelante, el hecho que aparezca en tres circunstancias, ofrece tres escenarios distintos. La tradición rabínica constituyó que los tres versículos sostienen que no se puede cocinar carnes con lácteos, no se puede comerlos conjuntamente, ni se puede obtener ningún tipo de beneficio de su mezcla.

Los comentaristas medievales ofrecen diferentes interpretaciones. En una mirada general, el motivo de la prohibición suele ser el de distanciarse de la crueldad y el reconocimiento de la vida del animal. Cocinar un animal en la leche de su propia madre puede ser entendido como un acto absolutamente desalmado. Según Rambám (Maimónides, 1138 – 1204), es un alejamiento de un acto idólatra. De acuerdo a su mirada, era una práctica habitual de pueblos que eran geográficamente cercanos a los Israelitas, de los cuales se debía mantener distancia. El Kli Yakar (Shlomo Efraim ben Aaron Luntschitz, 1550 – 1619) lo justificó como separar elementos opuestos y contradictorios.

Hay una mirada más allá de las expuestas, que se desarrolla en las páginas del Talmud, puntualmente a lo largo del capítulo 8 del Tratado de Julín, del Talmud Babilónico. Si bien a lo largo de ese apartado se desarrollan múltiples análisis de la prohibición de mezclar carnes con lácteos, hay un comentario que sorprende, dada la antigüedad del texto y lo moderno de la discusión.

Tanto la carne del animal como la leche que produce su madre son bienes materiales de alimentación, tanto para el mismo animal como para los seres humanos en general. En todos los casos, siempre se busca la optimización de los recursos, sabiendo que los mismos no son inagotables. Por lo tanto, resulta un sinsentido cocinar a un animal en la leche de su madre, cuando debiera ser esa leche la que lo alimentara para poder crecer, tanto a él como a las demás crías. No podemos agotar el recurso de la leche (que debiera ser su alimentación) para cocinar a una cría cuando aún es pequeña y no ha crecido lo suficiente como para poder obtener beneficios también de su carne.

El cuidado de los recursos naturales siempre ha sido uno de los pilares de la tradición judía, desde tiempos bíblicos hasta nuestros días. Si bien existen otros conceptos vinculados al descanso de la tierra o la prohibición de la destrucción de árboles frutales o cualquier objeto en sí mismo, la prohibición de la mezcla de carnes y lácteos es también una manera de no agotar los recursos de manera inapropiada.

La Torá nos habla en múltiples planos, los cuales son abordados a lo largo de toda la tradición y son interpretados a los ojos de cada generación.

Fuente: Aurora Digital



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